Cuenta el historiador griego Herodoto cómo un faraón egipcio llamado Psamético estaba interesado en saber cuál era el lenguaje más antiguo del mundo. Para comprobarlo sometió a dos bebés a un cruel aislamiento en una cueva. El pastor encargado de su cuidado recibió las órdenes de no hablarles jamás. El faraón pensó que este era el método para saber cuál era el lenguaje original, pensando que la primera palabra que saliera de sus bocas, por fuerza debería corresponder a la lengua más arcaica de la Tierra.

Los niños, accidentalmente, pronunciaron un sonido que se asemejaba a una palabra de un antiguo idioma llamado frigio y la conclusión fue que este debía ser el idioma primigenio. Desde entonces han sido numerosos los filósofos científicos que se han preguntado por la naturaleza y los mecanismos implicados en esta característica aparentemente tan específica del ser humano como es el lenguaje.

A mediados del siglo XX se despertó el interés en los primates como modelos válidos para estudiar del origen del lenguaje. Los primeros intentos de enseñar a hablar a primates sucedieron con Vicky, una chimpancé criada por humanos como si fuera un bebé en los años cincuenta. Los fracasos se achacaron a la imposibilidad fonológica, dada la ausencia en primates de ciertas estructuras involucradas en la producción de sonidos.

Un segundo intento comenzó en 1967 con un chimpancé llamado Washoe, adoptado como si fuera un hijo por el matrimonio de psicólogos Allen y Beatrix Gardner. Convivió con la pareja en la misma casa las veinticuatro horas del día. En poco tiempo consiguieron enseñarle algo más de cien palabras del lenguaje de sordos en su versión norteamericana (American Sign Language). El problema es que había que hacerlo de una manera dirigida mientras que los humanos lo aprendemos de manera espontánea.

Pocos años después hubo un nuevo proyecto con un chimpancé llamado Nim Chimpsky, cuyo nombre hace referencia irónica al lingüista Noam Chomsky, quien siempre ha creído que el lenguaje es una capacidad exclusivamente humana. En un principio, los resultados con Nim fueron asombrosos. Sin embargo, aunque aprendió más de cien signos, no podía combinar más de dos ideas diferentes en una oración, lo que demuestra un déficit de capacidad gramatical. Además, el psicólogo Herbert Terrace analizó los resultados en cintas grabadas y se percató de que los investigadores le daban pistas inconscientemente. Se trataba de un proceso conductista en el que el sujeto había aprendido a repetir las señales.

Hubo intentos similares con otras especies de primates aunque con resultados también similares, como es el caso de Koko, una hembra de gorila que según su entrenadora, la psicóloga Francine Penny Patterson, entiende cientos de signos y palabras en inglés hablado. También existe un macho orangután llamado Chantek en el zoo de Atlanta que alcanza a comprender al menos ciento cincuenta palabras por medio del mismo lenguaje de signos.

Controversia del experimento de Francine Penny Patterson con la hembra de gorila Koko

Durante un tiempo se concluyó que los grandes simios eran incapaces de adquirir y utilizar un verdadero lenguaje con sintaxis. Estas conclusiones fueron avaladas con investigaciones adiciones con hijos sordos de padres hablantes que habían decidido no enseñarles la lengua de signos y esperar que fueran mayores para enseñarles a hablar mediante técnicas de educación especial. A pesar de esta decisión, estos niños se inventaban gestos por ellos mismos para hacer referencia a sus deseos, como jugar o comer. Mediante expresiones no verbales formaban oraciones idénticas a las de los niños hablantes. Estos descubrimientos se interpretaron como la prueba de que la mente humana está programada para el lenguaje y preparada para una sintaxis o gramática que emerge incluso sin entrenamiento.

Se abandonaron las investigaciones un par de décadas hasta que en los años ochenta las retomó Susan Savage Rumbaugh con un nuevo método de enseñanza que intenta eliminar los errores conductistas anteriores. En un primero momento utilizó chimpancés pero no hubo grandes progresos y decidió probar con bonobos. Las pruebas preliminares se realizaron con una hembra adulta llamada Matata.

En un principio tampoco se consiguió avanzar con este individuo, pero tuvo una cría adoptada que asistió a todas las sesiones de entrenamiento y de manera asombrosa, aprendió accidentalmente, como los humanos. Kanzi es un macho que adquirió una gran cantidad de símbolos sólo por observación de las pruebas a las que era sometida su madre. Kanzi, años después, entiende oraciones nuevas por teléfono, lo que demuestra que no es sólo un tono de voz lo que aprende, como ocurre con las mascotas, sino que entiende el verdadero significado de las palabras. Kanzi tiene una hermana llamada Panbanisha con quien vive en la actualidad en un pueblo de Iowa y muestra logros similares a los obtenidos por su hermano.

Susan Savage muestra los progresos del bonobo Kanzi para entender el lenguaje humano.

El debate sobre los logros de Kanzi consiste principalmente en dos líneas de interpretación: una que apuesta por una comprensión gramatical auténtica de los grandes simios y otra que cree que el lenguaje que exhiben es un producto ambiental. El psicólogo del desarrollo Michael Tomasello cree que el hecho de que se produzca en algunos simios se explica por el entorno cultural al que son sometidos.

Susan Rumbaugh, por otro lado, cree que esta capacidad observada en Kanzi es generalizable al resto de la especie. Según esta autora, el estudio de los primates para conocer más sobre el origen del lenguaje es completamente legítimo. Otros científicos siguen pensando que lo adquieren por condicionamiento operante, del mismo modo que en los circos aprenden otras conductas humanas y, por tanto, quedan invalidados como fuente de conocimiento. El debate sigue abierto y la polémica continuará durante mucho tiempo, pues hay más cosas en juego que el fenómeno del lenguaje. Algunos creen haber encontrado aquí la diferencia fundamental entre el hombre y el resto de los animales.

Pablo Herreros.

Primatólogo. Grupo Evolución y Cognición UIB. 

@somosprimates


AQUA

En el océano nos encontramos
Aqua silba mientras nadamos
Aqua ríe, nada y gira
Dice que quiere golosinas

Tengo un hidrófono preparado
Para contestar lo que ha preguntado
Palabras y ultrasonidos
Un lenguaje para estar unidos

YO DIGO, ELLA DICE
PUEDO HABLAR CON LOS DELFINES
YO DIGO, ELLA DICE
PUEDO HABLAR CON LOS DELFINES

Aqua huele a brisa marina
Buceamos juntos cerca de la orilla
Aqua canta una canción
Y yo comprendo su emoción

Aguas profundas y corales
Y arrecifes fantasmales
Algas, volcanes submarinos
Grandes valles sumergidos

YO DIGO, ELLA DICE
PUEDO HABLAR CON LOS DELFINES
YO DIGO, ELLA DICE
PUEDO HABLAR CON LOS DELFINES

SERVANDO CARBALLAR Y ALEJANDRO SACRISTÁN

Por LVDLC